Tras volar 36 horas en un DC 6, ,con asientos más cómodos que los de cualquier clase business de hoy, llegué al Aeropuerto de Miami, en mi primera salida del barrio. Venía como Tour Conductor de un un grupo con paquetes de la Agencia Farr Tours – de Manny Farr, que creo fue Alcalde de Miami, para asistir al Certamen de Miss Universo. Dentro de la terminal lo primero que me sorprendió fue la escalera mecánica que yo y mi grupo sorteamos con facilidad., Ya afuera el impecable sistema de autopistas – con peajes automáticos_ parecía o era de otro mundo, pero lo que más me deslumbró fue la vegetación tropical recortándose sobre un amanecer que parecía un grabado japonés de esos que le gustaban a Monet. Al llegar a nuestro hotel . el Shellborne Ingresanos a un lobby espectacular traspasando las puertas que se abrieron automáticamente. Al llegar al ascensor una voz nos dijo: “Going up” “Watch your step” pero no había nadie, era un disco que siguió diciendo “push your floor button”. Pero lo mejor estaba por llegar, ya en la habitación el botones prendió la tele y la pantalla se llenó de colores con imágenes que no olvidaré nunca, luego me enseñó a manejar el aire acondicionado y con un control corrió las cortinas del ventanal apareciendo ese mar inmenso y turquesa también inolvidable. En el baño había una canilla de agua helada y cuando caminaba por una mullida alfombra “de pared a pared” me parecía andar sobre nubes. Era demasiado para las primeras horas de un viaje. El certamen de belleza se realizaba en el antiguo Roney Plaza, tenía varias funciones pero lo más divertido para los jóvenes era burlar la estrecha vigilancia que la Organización ejercía sobre las misses. Además nuestro hotel participaba, con otros seis, en un idea que fue de las más geniales que vi en Turismo: El SHOW OF STARS, en el que cada día un hotel hacía una actividad a la que estábamos todos invitados: una fiesta con baile, una hambureueseada junto a la piscina( Splash Party), un bingo, búsqueda del Tesoro y otras por el estilo. Quise implementar esto para los fines de semana de baja en Punta del Este, pero todos le veían un defecto. El paquete incluía el Seaquarium y una visita de la ciudad. La playa l a piscina,e ir de cpmpras por Flagler o Lincoln Road no eran atractivos menores pero sobre todo conducir el auto que nos habían dado: un Fprd Thunderbird convertible que al lado de mi Morris Minor de los 50 parecía un avión. Con él descubrí el placer de manejar bajo el sol de la Florida. UN capítulo aparte fue el Wrek Bar del Castaways en Sunny Isles, que se decía era del temible Jimmy Hoffa, un bar con tremenda movida en el que la pared de detrás de la barra era un gran ventanal que daba al interior de la pidcina en la que veías la gente nadando y si te zambullías veías a la gente en el bar. En ese tiempo el sabor cubano ya empezaba a sentirse y era un condimento adicional.
Después de este viaje visité otras incontables veces Miami. En cada viaje siempre me sorprendió algo nuevo, extraordinario: obras públicas, bares,shopping centers, museos, antiguos barrios deprimidos totalmente renovados, atracciones turísticas,restaurantes, nuevos desarrollos, centros de espectáculos, todos espectaculares de los que, respetando al tiempo de algún posible lector nombraré solo unos pocos: la fabulosa terminal de cruceros, The Forge, el antiguo monasterio segoviano traído piedra por piedra desde España,The Mutiny. Bal Harbor Shops,el distrito Art Deco, que creo q marcó un antes y después en el desarrollo de la ciudad y Flagler Arny Navy un inmenso galpón que vendía sobrantes de guerra en el que encontrabas ropa y artículos muy prácticos así como podías salir vestido como el Almirante de la 5ª Flota del Pacífico, con condecoraciones y todo. Repasando todos estos recuerdos y viendo todo esto no es de extrañar que Miami sea la potencia turística que es hoy y un modelo para cualquier destino turístico, especialmente si tenemos en cuenta que en los veranos de los ’60 no era fácil encontrar un hotel abierto con todos sus servicios funcionando. , Finalmente en todos estos años en los que viajé a Miami envié a muchos turistas de Uruguay y todo el Cono Sur e incluso abrí una Agencia de Turismo Receptivo en el New Wprld Tower frente a un Bayside que todavía no había comenzado a construirse, pero mi mejor recuerdo es el de tanta gente maravillosa que conocí y en especial algunas amistades muy queridas.
por Damian Argul
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